
No me fue bien con la Scarsdale. Ni siquiera pude completar una semana entera con ella. Yo misma me puse excusas y me mentí a mí misma como siempre que quiero romper una dieta lo hago: "solo por hoy, será solo una cerveza, solo un picoteo, mañana retomo y sigo perfecto, etc". Y nunca es solo una cerveza, solo un picoteo. Y en el fondo lo sé. Sé que me digo eso a mí misma para permitirme salirme de la dieta sin tanto remordimiento, pero que una cerveza y un picoteo son la excusa para luego otro, y otro, y otro. Y finalmente es un "la retomo el lunes", y a veces ni siquiera cumplo con eso. Y luego me siento mal, y me encuentro a mí misma lidiando con las consecuencias en las cuales no quise pensar cuando rompí la dieta.
Me parece curioso como a veces elegimos no pensar, simplemente dejarnos llevar por nuestro impulso. Y podríamos detenernos a pensar "¿realmente quiero hacer esto? ¿no me voy a sentir peor después? ¿vale la pena el placer efímero a cambio de una frustración a más largo plazo?". Pero no lo hacemos porque sabemos que si nos detuviéramos a pensar no romperíamos la dieta. Y queremos romperla en ese momento, queremos romperla con tantas ganas...
Los días avanzan y cada vez hace más calor en Santiago. Y me siento mal porque para esta fecha esperaba estar pesando unos 67 kgs y no estoy ni cerca. Dan ganas de abandonar la empresa completamente. Pero no lo haré. Intentaré retomar la vida sana una vez más, comer bien y hacer ejercicio, y trataré de pensar. Cuando quiera romper la dieta ahora SI voy a pensar, que sé que si lo hiciera más seguido en vez de "dejarme llevar", la cumpliría mucho mejor. Voy a superar este fin de semana estoicamente y me volveré a pesar la próxima semana y me alegraré al ver los resultados y éstos me darán un nuevo impulso. No terminaré octubre pesando 66 kgs, eso ya lo tengo claro, pero quizás lo puedo terminar con 68 y si lo logro me alegraré mucho. Quizás puedo llegar a mi aniversario con mi novio (a mitad de noviembre) con 66 y entonces preocuparme de mantenerme. Quizás no todo está perdido. No, no quizás, sé que no todo está perdido y todavía estoy a tiempo de lograr mis objetivos antes que llegue el verano. Sé que quiero y sé que puedo. Y me comprometo a no mentirme más.